Si hay una tela ideal para combatir los fríos días de invierno, es el cotelé.
Y es que gracias a su grosor y resistencia, este tejido acanalado de algodón se ha convertido en un clásico al que solemos recurrir cuando bajan las temperaturas.
Originario de Manchester, esta tela fue creada durante la primera revolución industrial para uso principalmente obrero. Luego, en los años 50, pasó a vestir a la aristocracia británica, y si hay una época que lo democratizó, fueron los años 60 y 70 con el movimiento hippie.
Desde entonces el cotelé va y vuelve cada cierto tiempo. Hoy lo vemos fuerte en pantalones y chaquetas, y en colores como verde, amarillo o rosa, y en los clásicos colores tierra.
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